SOBRE EL “CODIGO” QUE ESTA DE MODA

Vivimos condicionados por la inmediatez. El hombre vive fraccionado dependiendo de los medios que manejan nuestros intereses. Condenamos y adoramos según dispongan.

Pasó “El Señor de los Anillos” y fuimos todos expertos en literatura inglesa y mitología. Pasó “La Pasión” de Mel Gibson y todos éramos biblistas. Pasó Bush y fuimos politicólogos, militares, anticapitalistas y piqueteros. Se pagó la deuda y fuimos economistas. Pasaron 30 años del golpe militar y somos todos zurdos. Pasó el mundial y fuimos todos DT's.
Ahora, en tiempos de Dan Brown, somos todos teólogos, historiadores y revisionistas.

Este tema es más viejo que el hombre. Ya nos habla el libro del Génesis acerca de una serpiente que tentó a los primeros humanos con el sabor de una manzana, quienes no indagan mucho en el asunto y se mandan a ver que onda. Hoy día la manzana es amorfa a capricho del capitalismo mediático.

Es increíble la cantidad de libros que se puede vender poniendo en tela de juicio permanentemente a la Iglesia. Lo más triste es que la mayoría de los compradores fueron ¡Cristianos! Mensaje para los Cristianos…
A) Que compraron, leyeron la novela y se quedaron con dudas. Infórmense al respecto, investiguen, agoten el catecismo y la Biblia que tanto esfuerzo costaron. Consulten a su sacerdote que, además de confesar y celebrar la Misa, estudio para estar ahí con las dudas de fe. Y si esto no sacia su duda, investigue. A propósito: es solo una NOVELA, es ficción (ficción: ficticio, no real).
B) Que no lo compraron, evite a sus atacantes, cristianos o no, con un “no me interesa” o “mamerto, avivate, es una novela”. Es increíble como los más fieles se distraen con cualquier cosa. No es tarea de la Iglesia doctorarnos en teología, sino que su tarea es la de dotar al creyente de las herramientas necesarias para alimentar su fe.

Dios como arquitecto, la Iglesia como herramienta. Seamos nosotros los obreros de nuestra fe. No en opiniones ni interpretaciones fraccionadas de lo que me conviene creer o cumplir, sino en un Dios que se nos revela plenamente en las Escrituras como la verdad y el amor.No dejemos que las modas temporales nos acorralen ni nos hagan homogéneos. Somos únicos, explotemos nuestras neuronas siendo críticos, no solo con lo que se nos presenta, sino con nosotros mismos. Salir del envase y mirarme desde afuera a ver como anda todo por casa.

A veces dejamos cosas de lado porque la ignorancia y la soberbia nos ganan.La postura crítica ante todo. Que el “conócete a ti mismo” del oráculo (el de Delfos, no el de Matrix, animal) y la duda cartesiana gobierne nuestra vida.
“El gran libro de donde deben tomarse con mayor cuidado y afecto las divinas lecciones de alta sabiduría, es el crucifijo” (Juan XXII).